domingo, 26 de octubre de 2008

PAPEL DE LA MUSICA EN LOS JOVENES

La música siempre ha desempeñado un papel importante en el aprendizaje y la cultura, pudiendo llegar a influir en costumbres y emociones. En no pocas ocasiones la música forma parte de la tradición de un país o de una región (folías, sardanas, sevillanas, tangos,...), o de un ente cultural (música coral, bandas de música, tunas universitarias...). En numerosas circunstancias se convierte la música en verdadera protagonista (el villancico en Navidad, un vals como primer baile en una boda, las isas en una romería canaria,...), pudiendo serlo tambien los propios intérpretes (Plácido Domingo, los Sabandeños...) o sus mismos autores (Mozart, Beethoven,Vivaldi,..).

Si nos ceñimos a música "moderna", allá por los años 50 el "Rock and Roll" entró a formar parte de la historia de mano de su intérpretes más aplaudidos (Elvis Presley, Beatles, Rolling Stones).

Desde entonces la música y el Rock han vivido cambios espectaculares, y la influencia que ha ejercido en todas las generaciones, de forma especial en los "teenagers", siempre ha supuesto una fuente de preocupación para la sociedad y las familias.

En los años 50, o de los "rebeldes sin causa", surge el movimiento hippie (de la ciudad al campo, vida en comunidad, ropa colorida, determinado tipo de música, efectos psicodélicos de las drogas,...) y en los 60 los estudiantes se rebelan contra la ciencia "burguesa". Los grandes cambios que han ocurrido en estas décadas también han afectado a la sociedad, a la familia y a los jóvenes.

La sociedad, en general, ha visto modificados muchos de sus valores, primando en la actualidad el éxito y la competencia, la eficacia y el rendimiento, el poder del dinero, el bienestar y el ocio, el estatus social y la belleza. La eclosión de los medios de comunicación y, en especial, de la televisión, ha marcado notablemente la vida social. La publicidad, que a los jóvenes les invita a correr determinados riesgos. ha demostrado que su poder puede ser más fuerte que la voz de padres, sociedad y escuela.

Las familias han pasado de ser nucleares, en la que padre y madre tenían un papel muy definido, a la nueva familia, en la que cada uno de sus miembros tiene un mayor protagonismo individual y, de forma especial, a partir de que la mujer se incorpora al mundo laboral; la familia ha heredado los mismos cambios sufridos por la sociedad, trayendo ello consigo menos tiempo para compartir y viéndose limitada la comunicación familiar. Por ejemplo, si el juego era una de las actividades familiares preferentes se ha visto relegado por la presencia persuasiva de la TV, la falta de disponibilidad de los padres (que tienen otras ocupaciones, o simplemente, no estan), la escasez de espacios de juego, entretenimiento y diversión, y el aislamiento de la vida familiar en las grandes ciudades. En los últimos años la preocupación familiar ha aumentado por la potencial influencia negativa de los medios de comunicación en la juventud, no llegando los padres a implicarse con eficacia en la búsqueda de soluciones o alternativas.

Los jóvenes entran en la edad de los grandes ideales y, mayoritariamente, se enfrentan bien a su proceso evolutivo provistos de un gran bagage: su energía, vitalidad, franqueza, honestidad y valentía (son capaces de correr riesgos o jugarse la vida por otros). Rechazan la intolerancia y son de carácter abierto, rebeldes, inconformistas e idealistas. ¿Problemas? Los de siempre: inseguridad, impaciencia, pereza, inconstancia y falta de voluntad. Y con todo ello van descubriendo los valores de su entorno: el éxito, el "tanto tienes tanto vales", la satisfacción sexual, el consumismo o la competencia .

¿ Y los amigos ? No hay adolescentes sin grupo.

El deseo del joven de independencia progresiva de padres y familia lo va suplir, en ocasiones, con la dependencia del grupo. Y en función de la madurez de cada chico o chica, la visión grupal puede deteriorar su comportamiento, pudiendo llegar al extremo de ser incapaz de tomar decisiones al margen del grupo. Grupo al que quiere incorporarse y que muchas veces se define por el gusto hacia un tipo de música, la utilización de determinado vestuario y el consumo de alguna droga.

Hay otras realidades que los jóvenes las van incorporando a su estilo de vida, unos en una medida y otros en otra:

* La existencia superficial o pasotismo. "Pasota" es el que decide no preocuparse por ningún problema, y vivir al margen de lo que ocurre fuera de si mismo.

Es una postura deliberada y permanente de autorregulamiento, de automarginación.

En teoría, al pasota no le importa nada; todo le da igual.

Evita cualquier compromiso, cualquier responsabilidad.

Es la pretensión de vivir cómodamente, sin problemas, en un mundo separado y fabricado a la medida de sus propios deseos y apetencias.

* La sociedad del cambio (o del "zapping"). Los cambios son tan rápidos, tan distintos y tan nuevos que sorprenden al mismo adolescente. "Como no me gusta, lo cambio".

* La vida va toda velocidad y todo pasa con rapidez meteórica. En consecuencia no saben esperar, ni tienen capacidad de frustracion y, por supuesto, no soportan el aburrimiento. Ese ritmo acelerado trae desde los bebedores compulsivos hasta las luces psicodélicas de las discotecas.

* El protagonismo de las modas va desde la ropa y el aspecto externo hasta la forma de pensar, de querer, de sentir y hasta de convivir..

* Su afán de "experimentalismo" les puede conducir a distintas situaciones de riesgo: tabaco, alcohol, drogas, embarazo precoz, ETS, promiscuidad sexual o predisposición a sufrir accidentes.

* El poder de la imagen que es el segundo gran recurso de comunicación social, tras la palabra y que nos hace a todos más iguales.

Cuando se afirma: "la imagen es el gran factor de cambio cultural y social" se está insistiendo en que los adolescentes y la población más joven está cambiando bajo influencias o modelos derivados más de la imagen que del mundo de las ideas o valores. Se convierte en uno de los principales factores de "modelling" de la adolescencia

Para los adolescentes la imagen ha supuesto, en suma:

- El advenimiento de la sociedad de consumo, del récord, de la competividad y la popularidad.

- El tránsito del hombre "ser" al hombre "tener".

- Excesiva tendencia al pensamiento concreto y al lenguaje condensado.

- El tránsito de una cultura del alfabeto a una mentalidad de la imagen.

- La trivalización de ciertos problemas o valores.

- La aparición de mensajes violentes supérfluos.

- Una nueva manera de adquirir los "valores" de la sociedad.

- El riesgo que supone "Mirar sin ver y escuchar sin oir".

- Una dificultad: evadirse de la imagen.

- Una de las nuevas poliadicciones juveniles, de las llamadas adicciones sin droga.

EL OCIO

El desarrollo del ocio ha sido una de las incorporaciones a la sociedad actual, habiendo sido acogido con gran permisividad por parte de las familias. Es uno de los espacios que más miman todos los jóvenes, aunque mayoritariamente estan organizados con intereses comerciales. El Centro de Investigaciones de la Realidad Social (CIRES) nos permite conocer a qué dedican los jóvenes su tiempo libre:

Amigos 85 % Deporte 28 %

Televisión 62 % Cine 19 %

Música 53 % Excursiones 12 %

Copas 32 % Radio 11 %

Lectura 29 % Prensa 10 %

El tiempo libre, o tiempo de ocio, ha llegado a incorporarse a la vida juvenil como algo habitual, pero tendríamos que diferenciar entre los días laborables y los fines de semana. Los días entre semana los jóvenes se dedican a actividades relacionadas con sus estudios o la práctica deportiva, y en casa escuchan música, ven televisión o video, o bien estan con el ordenador.

Durante el fin de semana surge "la cultura de la noche"; la noche para los jóvenes es un espacio propio cuando no está en funcionamiento la "vida social adulta", y en el que tienen la posibilidad de intercambio y comunicación con sus iguales, así como de escuchar música y bailar. En muchas ocasiones se asocia a consumo de tabaco y alcohol. Al contrario de lo que ocurre cuando están en casa, que prefieren estar sólos, cuando salen de ella la mayoría quieren estar con sus amigos o su pareja.

En la última década se han generalizado (y masificado) determinadas pautas de ocio juvenil: la concentración en el fin de semana, el predominio de la noche sobre el día, y su asociación a determinados lugares. Además se han creado diveras culturas juveniles relacionadas con la diversión, el predominio de determinadas músicas, estilos o estéticas, la presión comercial hacia el consumo y la generación de grandes negocios con el ocio juvenil. Se ha planteado el rechazo de determinadas drogas o de formas de drogarse (...heroína), a la vez que provoca la atracción hacia otras nuevas (por modas) y casi se formaliza un cierto uso del cannabis (porro).

La "movida callejera" es pues un movimiento juvenil dirigido, fundamentalmente, al ocio y a la diversión, prolongadose hasta muy entrada la madrugada.

Uno de los ingredientes básicos en la fiesta es la música. A más decibelios mejor. Además de aplanar los sentidos, el alto volumen provoca la necesidad de tener que hablar alto, que condiciona sequedad de garganta, sed, deseo de beber, y como lo que hay a mano es eso, pues bien, aumento de consumo de alcohol .

Entonces ¿qué problemas nos trae la noche ? El elevado consumo de alcohol trae consigo sus efectos etílicos, enfrentamiento con ciudadanos ( por los ruidos o escándalos, por orinar en la calle..), enfrentamientos o agresiones a otros jóvenes, policía o vigilantes de seguridad, riesgo en la conducción y, ocasionalmente, actos vandálicos.

Si la "movida" es prolongada lleva consigo privación de sueño e hiperactividad , que facilmente pueden generar violencia.

¿IFLUYE EN EXCESO LA MUSICA EN LOS JOVENES?

La música es un instrumento dotado de un enorme poder de persuasión, capaz de influir muchos en las actitudes, los estados de ánimo, las emociones y los actos humanos. La posibilidad de transportar la música a cualquier parte y el uso de los auri­culares de alta fidelidad permite a los jóvenes a vivir continuamente con música.

Se ha calculado que entre los 12 y los 17 años los adolescentes esta­dounidenses escuchan esta música durante 10.500 horas, un tiempo solo ligera­mente inferior al transcurrido en el colegio. Al contrario que la televisión, - que a veces difunde programas culturales y está sujeta a cierto control por parte de los padres- , la música esta a disposición de los adolescentes sin interferencias y una canción puede oírse tantas veces como se quiera.

A medida que el adolescente adquiere independencia, puede encontrar en la música modelos alternativos respecto a los estilos de vida. Su identificación con un determinado estilo musical puede ser el signo de un cierto grado de rebelión contra la autoridad, o una vía de escape ante sus conflictos con los padres o también puede estimular sentimientos de distensión, relax y seguridad en situaciones y ambientes nuevos.

Los diversos tipos de música tienen aceptaciones variadas según la cultura y el sexo. La hay, que por su ritmo frenético y las contorsiones grotescas y agresivas de sus intérpretes, gusta especialmente a los chicos de raza blanca. De otro lado, las chicas suelen preferir un tipo de música más romántica y menos agre­siva. En las conversaciones entre adolescentes, un tema habitual es la música, en la que estar “puesto” en la materia supone un signo de prestigio. El pla­cer de compartir la misma música puede ser la base de nuevas amistades o grupos con ideales y gustos similares.

A veces, la elección musical del joven puede ser un signo de alienación. Por ejemplo, K. Roe sostiene que existe una relación entre rendimiento escolar y preferencias musicales. Según un estudio realizado entre chicos suecos de 11 a 15 años: los alumnos con buenas notas, comprendidos los perte­necientes a ambientes socioculturales desaventajados, prefieren un tipo de música más tradicional y se interesan menos por otros tipos, mientras que los que tienen un rendimiento escaso se identifican con música más agresiva y repetitiva, como antídoto contra los fracasos escolares.

Hay indicios, -aunque no estén confirmados siempre por las estadísticas-, de que los adolescentes que siguen la subcultura de alguno de estos estilos, corren mayor riesgo de ser toxicómanos o violentos.

Finalmente convendría que los médicos en general informaran a los padres sobre la potencial influencia negati­va de la música y de los vídeos musicales sobre la opción de estilo de vida de sus hijos, animándoles a dialogar con sus ellos acerca del significado de la música en su vida.

IMPACTO DE LA MUSICA SOBRE OS JOVENES

La música siempre ha desempeñado un papel importante en el aprendizaje y la cultura, pudiendo llegar a influir en costumbres y emociones. En muchas ocasiones la música forma parte de la tradición de un país o de una región (reggae, tango, folklore, rap, polka, salsa, samba, etc. En numerosas circunstancias se convierte la música en verdadera protagonista pudiendo serlo también los propios intérpretes o sus mismos autores.
La música constituye un entramado complejo de sentidos; opera en las prácticas culturales de los jóvenes como elemento socializador y al mismo tiempo diferenciador de estatus o rol.
Allá por los años 50 el "Rock and Roll" entró a formar parte de la historia de mano de su intérpretes más aplaudidos (Elvis Presley, Beatles, Rolling Stones).
Desde entonces la música ha vivido cambios espectaculares, y la influencia que ha ejercido en todas las generaciones, de forma especial en los adolescentes, siempre ha supuesto una fuente de preocupación para la sociedad y las familias. Desde ya que no se intenta decir que la música solamente ha modificado a la sociedad. La sociedad, en general, ha visto modificados muchos de sus valores, primando en la actualidad el éxito y la competencia, la eficacia y el rendimiento, el poder del dinero, el bienestar y el ocio, el estatus social y la belleza. La eclosión de los medios de comunicación y, en especial, de la televisión, ha marcado notablemente la vida social. La música juega un papel importante en el refuerzo de este tipo de valores.
Se intentará desentrañar los procesos invisibles que convierten a la música en una herramienta de implantación de valores, y generadora de conducta.
Esta monografía se propone analizar el impacto que desarrolla la música sobre los adolescentes y jóvenes, y en la sociedad en general, desde los puntos de vista antropológico, sociológico y psicológico. Por tal motivo, es necesario primero definir cada una de estos puntos de vista, para acotar el campo de cada uno de ellos.

Antropología
Literalmente significa estudio del hombre, y es una rama de la ciencia que trata la evolución y el desarrollo de la especie humana.
La antropología cultural, también conocida como etnología, trata de las actividades del hombre, más que de sus características corporales. Incluye el estudio de aspectos tales como la familia, la vida tribal o comunitaria, las costumbres, la crianza de los niños, los grupos de liderazgo y las creencias mágicas y religiosas.

Psicología
Es la rama de la ciencia que se ocupa de la mente y la conducta del hombre y de los animales. Los psicólogos investigan temas como los siguientes: cómo aprenden los seres vivos a realizar diversas actividades, cómo resuelven los problemas que se les plantean, qué los impulsa a hacer las cosas, cómo trabajan los sentidos, etc.

Sociología
Es el estudio de las estructuras sociales y centra ese estudio en la estructura de la familia, el Estado, los grupos religiosos y las clases sociales. Estudia los cambios de las creencias y las costumbres sociales de la gente y procura pronosticar cuáles serán los cambios en la sociedad en el futuro.

2. "Dime qué escuchas y te diré quién eres"

Se sabe que los jóvenes construyen su identidad con el vestuario, el peinado, el lenguaje, así como también con la apropiación de ciertos objetos emblemáticos, en este caso, los bienes musicales, mediante los cuales, se convierten en sujetos culturales, de acuerdo con la manera que tienen de entender el mundo, y de vivirlo, de identificarse y diferenciarse. Los jóvenes se constituyen en grupo. Los amigos son el núcleo donde se generan los patrones de conducta que se le propone seguir al adolescente. El deseo de ser independiente de la familia lo va a suplir con la dependencia de un grupo. Allí se escogerán los significados sociales que atribuyen a los bienes culturales que consumen. El consumo cultural los identifica y los cohesiona, les dicta patrones de conducta, códigos, formas de aprendizaje, inclusive su lenguaje se arraiga en los objetos que consumen. En definitiva, se establece un sistema de creencias. Los miembros del grupo actúan siguiendo estas creencias. En los grupos en los cuales, el elemento de cohesión, es la música, las creencias se generan a partir de ella. Ella es la que determina la forma de vestirse, de peinarse, de moverse, la forma de hablar. Este conjunto de creencias construye la identidad de ese grupo de pertenencia. No es casualidad que la población más joven, aquella que inicia sus propios procesos de conformación de identidad, sea la que muestra mayor nivel de compra de material discográfico, porque les es preciso poseer una serie de bienes culturales para formar parte de la comunidad cultural. Ahora, ¿qué es lo que lleva a los individuos a adoptar estas creencias en común? ¿Cuál es la amenaza a la que se ven enfrentados, y que resulta en este "acuerdo" de creencias? Quizás sea la intención de ser alguien en esta sociedad de masas. En un mundo que tiende a la homogeneidad extrema, la música parece ser el última salida donde mostrar una diferencia. Ser original, independiente o rebelde, e ir contra la corriente. Quizás sea buscar una identidad diferente a la de sus padres, o quizás, solo ocupar el tiempo libre, o ahogar el sentimiento de soledad, y encontrar un grupo de personas en el que ampararse ante las exigencias del sistema. El hecho es que una de las actividades que más realizan los adolescentes es escuchar música. La música une a individuos de puntos muy diferentes de la sociedad. Desde un neohippie belga con un anillo en la nariz, hasta un breakdancer de Tokio, con trenzas rasta y vaqueros anchos. Personas que no se encuentran próximas en el espacio social, pueden de esta manera, encontrarse e interactuar, por lo menos brevemente, teniendo algo en común. La música es a la vez, estilo de vida, vínculo social y fuerza espiritual. Orienta a los jóvenes en su búsqueda de autonomía y les brinda un medio de expresión.
Esto no es ignorado por las compañías discográficas, que tienen bien en claro su mercado, particularmente juvenil. Este tipo de industria ha aprendido que la pertenencia a la nueva comunidad de valores culturales pasa necesariamente por la posesión, conocimiento y dominio de bienes simbólicos específicos, uno de los cuales gira alrededor de la música y sus productos. En muchos países, la participación de la industria musical en la economía alcanza grandes proporciones, llegando a ser un pilar importante en varias naciones. Por esta razón, resulta lógica la preocupación por buscar, mantener y ampliar un mercado de consumidores. En este proceso, conocer y a su vez moldear, pero también amoldarse a las preferencias musicales de los jóvenes, tiene un papel imprescindible en las estrategias de las empresas. Para esto, los medios juegan un papel muy importante, ya sea para reforzar esta idea de que para pertenecer, es necesario tener, como también, para generar nuevos mercados, atribuyendo diferentes valores a la música, que son ajenos a ella.

Por lo tanto, la música tiene un aspecto sociológico. Ella es parte de la superestructura cultural, producto de las clases sociales, pero también de los medios de producción. La sociedad genera la música como su producto cultural. A su vez, ese producto modifica a la sociedad misma, porque la agrupa de diferentes maneras, genera grupos de pertenencia, produce alienación, implanta valores, ideales, los difunde, genera modelos e ídolos, inserta nuevos actores sociales, se generan nuevas creencias, todo con la consecuente resignificación de la música, formándose un ciclo de constante resignificación. Temas que antes no se trataban, como la delincuencia, las drogas, el alcoholismo, el sexo precoz, se suman a la lista de temas que sí estaban presentes en las letras de las canciones, como el satanismo o la violencia. Aquí entra en juego la fase psicológica de la música, que veremos más adelante. Pero no solo la estructura social es la que manipula la música. Los medios de producción también lo hacen, y no solo con la música, sino que la sociedad es moldeada para que consuma ciertos productos, a otros los considere de baja calidad. La industria discográfica es parte de los medios de producción. Y por lo tanto, la música es la materia prima con la que trabajan. ¿Puede la música afectar a los medios de producción, como lo hace con la estructura social? Solo hace falta recordar el combate de las grandes discográficas contra la piratería en Internet. Y si bien, en esta cuestión intervienen otros factores, como los sistemas informáticos, el producto comercializable es la música, y es lo que hace temblar a las discográficas, mientras las ventas continúan bajando poco a poco.
La música produce también un impacto psicológico. Es decir, no solo produce cambios en las conductas del hombre, y en la sociedad, sino que también hay cambios internos. ¿Porqué es que la música gusta y atrae? Para contestar esta pregunta, se podría definir primero qué tipo de impacto es la música, a dónde apunta, ¿a la memoria genética, a los valores, a los juicios o a la opinión?. Seguramente en la memoria genética debe haber un lugar para la música. Así como el fuego convoca, es posible que la música también tenga algún efecto similar. Si esto fuera así, se estaría modificando toda la estructura psicológica interna, porque si la memoria genética y los impulsos primarios son los puntos más estables, estos modificarían todos los demás segmentos, y se estaría comprobando que la música tiene una muy alta influencia en las vidas humanas. Ahora, si la música apuntara a impactar en los valores, el efecto sería menor, aunque igualmente tendría una gran importancia. Como estos valores son profundamente formativos, seguramente tendrían mucho más importancia en edades tempranas, en donde, la música podría llegar a determinar la idea del bien y el mal, del honor, de la moral, y quedando estos valores implantados en el individuo. Luego, si la temática de la música se dirigiera a estos valores, entonces seguramente habría por parte del individuo una identificación, con el consecuente refuerzo de los mismos. La música también podría impactar en los juicios, y es probable que así sea, ya que los juicios son adquiridos y culturales, y por lo tanto, su efecto sobre el individuo sería menor. O simplemente producir opiniones en la gente. Parecería en esta instancia que se podría explicar la influencia de la música sobre los individuos diciendo que ésta golpea en lo más profundo del individuo, y por lo tanto lo afecta como se ha visto. Pero también se ha podido ver que hay otros factores que intervienen en este poder que tiene la música para cautivar a la gente.

3. Conclusión

Por todo lo visto hasta aquí, la música tiene un efecto amplio en las vidas, y en nuestra sociedad. Es un gran instrumento de manipulación, y produce en los oyentes diversas consecuencias. Sociológicamente, se produce una constante resignificación de la música, y una reestructuración de la estructura social. También hay posibilidades de que la música, como mercancía, modifique en alguna medida la infraestructura social. En el interior de las personas puede determinar conductas, por instalación de valores. O simplemente, producir opiniones. Y genera grupos de pertenencia, creencias e identidades. Ya advertía la Biblia del poder de la música: "...poniendoos entendimiento, los unos a los otros con salmos, himnos y cánticos nuevos..."(Colosenses 3:16).